Resiliencia, una habilidad de oro para aquellos soñadores que no les queda grande ningún obstáculo; la capacidad de renacer entre las cenizas con errores aprendidos y debilidades fortalecidas. Resiliencia es caerse y levantarse las veces que sea necesario con un objetivo claro: ser cada vez mejor, o como diría Darwin, evolucionar.

 

Si hablamos de superación y evolución, Suprapak es un gran ejemplo. Somos una compañía que, en 1995, tuvimos un futuro incierto al estar al borde de la liquidación, con endeudamiento y sin otra opción que entrar en Concordato (hoy, la Ley de Insolvencia).  En palabras del presidente de la compañía, Samuel Harf: “Por errores en manejos administrativos, la familiaridad en el ambiente laboral y el entusiasmo que generaron los buenos resultados de los primeros años, la empresa comenzó a perder el foco de su negocio y nos dimos cuenta del daño en la situación financiera cuando ya era demasiado tarde”.

 

Gracias a que tomamos conciencia de la importancia de cumplir promesas personales y sociales, al igual que de alcanzar metas y objetivos, logramos lo más difícil: recuperar la confianza de clientes, trabajadores de la empresa, proveedores, entidades financieras y entidades públicas. Un proceso de resurgimiento que duró 17 años, y hoy logramos decir con orgullo que pudimos asumir con un liderazgo participativo e inspirador, las responsabilidades necesarias para redireccionar la empresa bajo una estructura organizacional y financiera mejor planeada, con objetivos claros a mediano y largo plazo.

 

Según Samuel, la filosofía de Suprapak se basa en aceptar que el pasado es un punto de referencia y no un espacio de residencia. Estas experiencias que vivimos en el pasado nos han enseñado que debemos seguir aprendiendo y motivarnos a tener la valentía para hacer cosas que creíamos que no éramos capaces, sino ¿cómo evolucionamos?

 

Logrando que los líderes lleven a sus equipos a esforzarse dando siempre lo mejor de sí mismos, superando las metas establecidas, explorando mercados, invirtiendo en nuevas oportunidades, aprovechando momentos de cambio, reconociendo y aprendiendo de los errores, sin comprometer valores como la seguridad y confianza, es que nos posicionamos como una organización prometedora en el mercado de fundas termoencogibles, en donde la atención, el compromiso, la experiencia y la personalización sobresalen como factores diferenciadores. Para nosotros estos son factores de evolución que nos ayudan a seguir mejorando.

 

Hoy, a nuestros 53 años, en Suprapak generamos alrededor de 200 empleos, exportamos nuestros productos a más de una veintena de países y continuamos enfrentándonos a nuevos retos y procesos que nos llevarán a evolucionar la industria del empaque.

Resiliencia, una habilidad de oro para aquellos soñadores que no les queda grande ningún obstáculo; la capacidad de renacer entre las cenizas con errores aprendidos y debilidades fortalecidas. Resiliencia es caerse y levantarse las veces que sea necesario con un objetivo claro: ser cada vez mejor, o como diría Darwin, evolucionar.

 

Si hablamos de superación y evolución, Suprapak es un gran ejemplo. Somos una compañía que, en 1995, tuvimos un futuro incierto al estar al borde de la liquidación, con endeudamiento y sin otra opción que entrar en Concordato (hoy, la Ley de Insolvencia).  En palabras del presidente de la compañía, Samuel Harf: “Por errores en manejos administrativos, la familiaridad en el ambiente laboral y el entusiasmo que generaron los buenos resultados de los primeros años, la empresa comenzó a perder el foco de su negocio y nos dimos cuenta del daño en la situación financiera cuando ya era demasiado tarde”.

 

Gracias a que tomamos conciencia de la importancia de cumplir promesas personales y sociales, al igual que de alcanzar metas y objetivos, logramos lo más difícil: recuperar la confianza de clientes, trabajadores de la empresa, proveedores, entidades financieras y entidades públicas. Un proceso de resurgimiento que duró 17 años, y hoy logramos decir con orgullo que pudimos asumir con un liderazgo participativo e inspirador, las responsabilidades necesarias para redireccionar la empresa bajo una estructura organizacional y financiera mejor planeada, con objetivos claros a mediano y largo plazo.

 

Según Samuel, la filosofía de Suprapak se basa en aceptar que el pasado es un punto de referencia y no un espacio de residencia. Estas experiencias que vivimos en el pasado nos han enseñado que debemos seguir aprendiendo y motivarnos a tener la valentía para hacer cosas que creíamos que no éramos capaces, sino ¿cómo evolucionamos?

 

Logrando que los líderes lleven a sus equipos a esforzarse dando siempre lo mejor de sí mismos, superando las metas establecidas, explorando mercados, invirtiendo en nuevas oportunidades, aprovechando momentos de cambio, reconociendo y aprendiendo de los errores, sin comprometer valores como la seguridad y confianza, es que nos posicionamos como una organización prometedora en el mercado de fundas termoencogibles, en donde la atención, el compromiso, la experiencia y la personalización sobresalen como factores diferenciadores. Para nosotros estos son factores de evolución que nos ayudan a seguir mejorando.

 

Hoy, a nuestros 53 años, en Suprapak generamos alrededor de 200 empleos, exportamos nuestros productos a más de una veintena de países y continuamos enfrentándonos a nuevos retos y procesos que nos llevarán a evolucionar la industria del empaque.